1. Dislalias orgánicas:
Es una alteración del habla producto de anomalías estructurales en los órganos articulatorios.
De acuerdo a qué zona del aparato bucofonador esté alterada, será la dificultad para producir un
fonema. Por ejemplo, en los niños con FNLAP (Fisura nasolabioalveolopalatina),
si la fisura es labial, se afectarán todos los fonemas labiales y las vocales;
ó si un niño presenta frenillo lingual corto, se afectarán los fonemas ápico-dentales, etc.
El tratamiento es junto al ORL y al ortodoncista.
2. Dislalias audiógenas:
Los problemas de articulación son producidos por deficiencias auditivas, ya que el niño no puede reconocer de manera adecuada sonidos semejantes. La gravedad de la dislalia estará en relación al grado de hipoacusia y entre las medidas a tomar se encuentra el uso de prótesis auditivas y la intervención fonoaudiológica y pedagógica para desarrollar la discriminación auditiva, enseñar la articulación de fonemas ausentes, la lectura labial, etc.
3. Dislalias funcionales/ trastornos fonéticos/articulatorios:
Es un trastorno funcional en la emisión de uno o más fonemas en ausencia de anomalías
estructurales o déficit auditivo. Es la dificultad en la articulación de uno ó más fonemas (sonidos).
La adquisición de los fonemas sigue un orden determinado. La última de las adquisiciones corresponde
a la /r/, /rr/ y grupos consonánticos. La dislalia más frecuente, por ser el fonema más difícil del
repertorio articulatorio, es el rotacismo (Trastorno articulatorio para el fonema /rr/).
En teoría los niños de 5 años de edad ya no deberían presentar estas dificultades.
La dislalia funcional tiene carácter sistemático, constante. Siempre va a producir el mismo error,
con la misma consonante, tanto en el lenguaje espontáneo como en la repetición de palabras.
Ej. El ceceo (frecuentemente acompañado de deglución disfuncional), rotacismo, etc.
Sin tratamiento la dislalia puede persistir hasta la adultez. Con tratamiento, en general,
el trastorno se supera muy bien y sin secuelas.
El tratamiento fonoaudiológico consiste en el logro del punto y modo articulatorio del fonema
alterado, con ejercitación de praxias orolinguofaciales específicas de ser necesarias,
luego producción del fonema aislado, en sílabas, en palabras, en frases y finalmente en el
discurso hasta el logro de su automatización.
Las dislalias y los trastornos fonológicos actualmente son llamados "Trastornos de los sonidos del habla".
4. Trastornos fonológicos:
El trastorno fonológico es una alteración en la forma de la palabra debido a omisiones,
sustituciones y asimilaciones de fonemas dentro de una palabra, pero no por problemas en la
articulación de fonemas. Son simplificaciones que se producen en la construcción de las palabras
y que persisten en el tiempo mas allá de la edad esperada. Las simplificaciones suelen responder
a problemas en la discriminación auditiva (central) y a déficits de conciencia fonológica.
Ejemplos: “pato” (zapato), “meta” (mesa), “tama” (cama),
“bato” (gato), “tita” (silla), “matana” (manzana),
“fana” (bufanda), “posa” (mariposa), “pame” (dame),
“ti” (si), etc.
Se lo confunde frecuentemente con las dificultades articulatorias, sin embargo, tiene
características diferentes y tratamiento diferente. Hace algunos años eran mal llamadas
“dislalias múltiples”. El trastorno fonológico es una alteración en la
forma de la palabra (deformación) y no en la articulación de un fonema. Se altera
la palabra en su totalidad y no los sonidos que la componen. Los niños hablan de
manera ininteligible y poseen audición normal.
Los errores son asistemáticos, el niño puede producir bien el fonema aisladamente
o en una determinada palabra, mientras que en otra palabra o en el relato lo omite
o lo sustituye por otro fonema.
Todos los niños pequeños presentan este tipo de dificultades antes de los 4 años
y a esas edades se denominan “Procesos fonológicos de simplificación” (PFS).
Paulatinamente los niños entre los 2 y los 4 años van evolucionando en sus habilidades de
discriminación auditiva y de conciencia fonológica y van superando dichas simplificaciones
acercándose cada vez más a la producción adulta.
Los PFS pueden ser, entre otros:
- Sustituciones “tapo” (sapo), “fuebo” (fuego)
- Omisiones
- De sílabas “tivo” (colectivo)
- De fonemas “baco” (barco), “pe” (pez)
- Asimilaciones: el niño asemeja un fonema de la palabra a otro que está en la misma palabra “papato” (zapato), “nuna” (luna)
En el tratamiento fonoaudiológico se estimulan la discriminación auditiva y las
habilidades de conciencia fonológica. Se apela al trabajo de oposiciones de palabras similares
(contrastes fonológicos). El pronóstico es bueno, aunque el tratamiento puede llevar varios meses.
Requiere un tratamiento especializado.
5. Disartria:
Es un trastorno en la pronunciación que se debe a una lesión en el sistema nervioso periférico
(nervios o músculos) o vía central (núcleos nerviosos). Los niños que padecen al nacer una ECNE
(Encefalopatía crónica no evolutiva) ó PC (parálisis cerebral) presentan Disartria.
La etiología debe buscarse en las posibles causas capaces de dañar el sistema nervioso, como
puede ser un trauma cráneo-cervical, un tumor del cerebro o cerebelo y enfermedades infecciosas
o degenerativas el sistema nervioso.
La Disartria es la disfunción del movimiento de las estructuras que intervienen en la producción
final de los fonemas. Presentan dificultad para producir sonidos porque no pueden realizar
correctamente los movimientos que necesitan. Entre los síntomas destaca: Emisiones más automáticas,
voz forzada, disfónica, respiración irregular y poco coordinada, articulación defectuosa, ritmo lento, dificultades con el tono y volumen del habla. El paciente afectado por disartria puede producir sonidos inexistentes en su lengua habitual. Además de los problemas fonatorios, el niño con disartria presenta dificultades para mover los músculos bucales en otros tipos de actividades, como masticar o deglutir. El trastorno del habla suele acompañarse de alteración en la fonación, en la respiración, en la resonancia y en la prosodia.
Pronóstico: Varia de acuerdo a la severidad de la lesión. La Disartria por lo general es
permanente.
En el diagnóstico y rehabilitación debe participar un equipo multidisciplinario compuesto,
al menos, por: neurólogo, fisioterapeuta, fonoaudiólogo, kinesiólogo.
Tratamiento fonoaudiológico: Consiste en lentificar el habla y ayudarlo
a su integración social. Suelen requerir sistemas de comunicación aumentativa alternativa
(CAA) y la estimulación del patrón deglutorio y respiratorio.
6. Disfluencia (Tartamudez):

Es una dificultad de origen neurológico atravesada por varios componentes (motor, cognitivo,
lingüístico, emocional) que interrumpe la fluidez del habla. El habla puede presentar diversas
manifestaciones como: repeticiones de frases, palabras, sílabas, sonidos o prolongaciones de sonidos.
Se puede observar incomodidad o esfuerzo para hablar. Suele aparecer entre los 2 y los 6 años de edad.
Su carácter es cíclico pudiendo variar de semana a semana o incluso a lo largo de un mismo día.
En la Disfluencia varía la sintomatología de acuerdo a la severidad del cuadro. La más severa es
aquella que se manifiesta con bloqueos prefonatorios que afectan el comienzo de las frases y donde
el paciente suele recurrir a estrategias de esfuerzo o empuje para destrabarse.
La tensión en la producción verbal también puede verse en cualquier parte del cuerpo
(cierre de ojos, desviación de la mirada, pestañeos, temblor en labios, en mandíbula,
chasquidos, espasmos diafragmáticos, cierre de puños, etc).
Puede presentarse de manera gradual o repentina. El patrón de disfluencias puede evolucionar de
repeticiones de frases o silabas hacia repeticiones de sonidos, prolongaciones y/o bloqueos.
Puede presentarse cíclicamente y su origen no es nervioso ni emocional, aunque como consecuencia
de la misma puede el paciente sentirse incómodo y verse afectada su autoestima.
La Disfluencia puede devenir en un cuadro complejo con el tiempo si no recibe un
tratamiento especializado al comenzar los primeros síntomas.
La evaluación fonoaudiológica especializada determinará si se trata de una Disfluencia
típica (interrupciones sin tensión propias del desarrollo) ó atípica (con tensión e
incomodidad para hablar).
Causa: Disfunción neurológica (Interferencia interhemisférica).
Tratamiento: El tratamiento requiere de formación especializada y varía de acuerdo
a la edad del paciente. Se le enseñarán estrategias para suavizar el inicio y lentificar las frases.
El objetivo será reemplazar las estrategias de esfuerzo para destrabar por estrategias de habla que favorezcan la comodidad al hablar. No busca eliminar la Tartamudez, dado que es una característica de su procesamiento cerebral.
Pronóstico: Depende de la edad del paciente y del tiempo de instalación de la Disfluencia.